o “El bicho dinosáurico”.
¿Formáis parte de este grupo en Facebook? Yo sí, me hizo mucha gracia el hecho de que casi nadie haya visto un polluelo de paloma. Y claro, todo el mundo se imagina a los polluelos de paloma como los típicos pelusones y monos, como un pollito…
¡Já! ¡Más quisiérais!
El otro día me quisieron enseñar uno y sí, lo traían cubierto con las manos y piaba como un polluelito, pero era… pero era… era esto:
(Perdonad la mala calidad de las fotos, pero es que encima el bicho no paraba de moverse)
Pues sí, esto es un auténtico pichón de paloma. Ciertamente, la primera reacción fue de rechazo (porque da una mijita de grima), pero cuando lo miras bien reflexionas y dices entre ti… Me engañaron en ‘Ice Age’ cuando dijeron que los dodos estaban a un paso de la extinción.
Todo encaja, las alas gordas y torpes, la pechuga enorme, el pico extraño y los ojos saltones. Y las patas no salen, pero también son igualitas
Así que la segunda incógnita que se ocurre es… ¿Y esto cómo evoluciona a una paloma?, porque para una chica de letras como yo le es muy difícil imaginarse eso creciendo y convirtiéndose en un pájaro esbelto y grandote como es una paloma. Así que indagué y encontré esto:
Parece ser que nuestro pequeño dodo crece y que mientras va desarrollándose ese pico de pseudo-pato se le va afilando y encogiendo. La evolución más rara que he visto en mi vida. Porque a mí me pones a una paloma grande y a su hijito juntos y no me creo que sean de la misma especie.
Aun así era muy mono cuando te picaba en la mano cariñosamente. Sinceramente, teniendo un dodo, ¿quién quiere perros?
(Un saludo a los colombofílicos)